Implicaciones para la inversión: los bonos están de vuelta
Seguimos viendo razones de peso para invertir en renta fija, después de que los rendimientos volvieran a subir en 2022 y ante la probabilidad de que se produzca una recesión económica en 2023. En la actualidad, los mercados de renta fija pueden ofrecer amplias oportunidades para construir carteras resilientes que pudieran tanto cosechar rentabilidades atractivas como mitigar los riesgos a la baja.
Aunque nuestra hipótesis central contempla una recesión moderada y una inflación atenuándose, los debates de nuestro Comité de inversiones (CI) ce centraron en la amplia gama de escenarios plausibles y en la rentabilidad de los precios de los activos en esos escenarios. Por ejemplo, el crédito corporativo podría perfilarse como una buena alternativa en una recesión muy leve. Aunque esperamos una desinflación, los valores del Tesoro estadounidense protegidos contra la inflación (TIPS) podrían obtener buenos resultados dada la incertidumbre sobre dónde se asentará la inflación subyacente frente a los precios actuales.
En este entorno, queremos ser prudentes respecto del posicionamiento global de riesgo y mantener liquidez que nos permita añadir riesgo a las carteras en caso de recibir nueva información sobre las perspectivas o movimientos significativos en el mercado.
Incluso con el abanico de escenarios, la incertidumbre sobre las perspectivas de la Fed debería ser mucho menor en 2023. Esto nos llevó a centrarnos en el marco de inversión de círculos concéntricos, que hemos utilizado a lo largo de los años y que permanece escrito en la pizarra en la sala de nuestro CI (véase el gráfico 3).
El marco comienza con el riesgo relativamente más bajo en el centro, en los tipos de interés a corto y medio plazo, pasando a los bonos de titulización hipotecaria (MBS) y al crédito corporativo con calificación «investment grade» en los anillos intermedios, hasta las bandas exteriores en las que se ven los activos que presentan mayor riesgo (renta variable y sector inmobiliario).
Gráfico 3: círculos concéntricos de PIMCO
Esto es más que una observación empírica sobre la correlación entre riesgo y rentabilidad; se trata de una afirmación sobre causa y efecto, con la política de los bancos centrales como motor crucial. La modificación del precio de los préstamos en el centro crea ondas que modifican los precios de los activos de riesgo en los círculos exteriores. Los precios de los activos que se hallan en el borde también dependen de los sentimiento de los inversores y de la confianza en los responsables políticos y en sus políticas.
Cuando PIMCO introdujo estos círculos concéntricos hace años, la atención se centró en el éxito de los bancos centrales a la hora de reflotar la economía tras la crisis financiera mundial. Hoy en día, el foco de atención se pone en la capacidad de reducir la inflación. Si la Fed y otros bancos centrales pueden convencer a los inversores de que el núcleo aguantará bien, los activos que se hallen en dicho centro deberían mostrar un buen comportamiento. Y —secuencialmente— esto debería traducirse en mejores rentabilidades en los bordes exteriores.
Ahora bien, en caso de que se pierda la confianza en la inflación y los bancos centrales se vean obligados a subir los tipos más de lo previsto, esto incidirá de manera desfavorable en los círculos exteriores.
Estrategias de bonos core
La revalorización del tramo corto de la curva de tipos en los últimos 12 meses ha aumentado el atractivo de los bonos a corto plazo en el centro de los círculos concéntricos.
Los fondos de renta fija core de EE. UU. ofrecen rendimientos de aproximadamente 5.5 %Footnote1, que aumenta para los fondos con un componente de crédito más grande. Esto resulta atractivo dada nuestra perspectiva de referencia, y el perfil de riesgo más favorable de estos fondos puede ofrecer una mitigación adicional a la baja frente a los activos del círculo exterior en caso de peores resultados.
En general, no prevemos grandes cambios en el posicionamiento actual en función de las perspectivas y las valoraciones. Más bien, nos centramos en identificar operaciones asimétricas en toda la gama de escenarios plausibles con el propósito de complementar el posicionamiento actual.
Esperamos una horquilla de rendimientos de entre el 3,25% y el 4,25% para los títulos del Tesoro estadounidense a 10 años en nuestro escenario de referencia, y horquillas más amplias en todos los escenarios para 2023, con la idea de adoptar un sesgo neutral en duración —un indicador del riesgo de tipos de interés— o de disponer de una posición táctica infraponderada en los niveles actuales.
El precio de los TIPS sugiere una gran confianza en la credibilidad antiinflacionista de la Fed y podría proporcionar un colchón a un precio razonable frente a escenarios de inflación más adversos.
Bonos de titulización hipotecaria (MBS)
Mantenemos una opinión positiva sobre los bonos de titulización hipotecaria (MBS) de agencias. Se trata de activos con elevada calidad que cuentan con la calificación AAA y exhiben diferenciales relativamente atractivos, además de ser activos que se hallan en el núcleo interno de nuestros círculos concéntricos y “se doblan pero no se rompenFootnote2 . Un descenso previsto de la volatilidad de los tipos de interés respaldaría los MBS.
Crédito público y privado y productos estructurados
Nuestros puntos de vista sobre el crédito y los productos estructurados apenas han variado desde nuestras perspectivas de octubre, y favorecen con firmeza el refuerzo de las posiciones en calidad y liquidez en las carteras principales.
Nos mostramos especialmente cautos en los segmentos de mercado más sensibles desde el punto de vista económico, sobre todo en las inversiones que se llevarán la peor parte de cualquier exceso de la política monetaria. Un ejemplo son los préstamos bancarios sénior garantizados a tipo variable, en los que nuestro equipo de crédito aprecia un riesgo importante de revisión a la baja de la calificación creditica y de impago incluso a los niveles actuales de los tipos de interés oficiales. Seguirá habiendo empresas interesantes y resistentes en este sector, pero los inversores deben ser cautos.
Ante el repunte de la incertidumbre, nuestro equipo de analistas será aún más proactivo a la hora de revisar a la baja aquellos títulos que presenten indicadores de deterioro crediticio.
Los mercados de crédito privados, cuya revalorización puede ser más lenta que la de los mercados públicos, pueden correr el riesgo de sufrir nuevos descensos a corto plazo. Sin embargo, un enfoque paciente puede reservar capital para aprovechar oportunidades en los meses y años venideros.
Divisas y mercados emergentes
Preferimos el dólar estadounidense, el euro y la libra esterlina como divisas de financiación para las posiciones largas en divisas del G-10 y en divisas emergentes allá donde vemos vientos de cola cíclicos y ventajas en términos de valoración. A medida que aumente la confianza en las perspectivas de la Reserva Federal y la economía, probablemente se darán buenos argumentos de peso para aumentar las posiciones cortas en el dólar estadounidense.
En Japón, hemos infraponderado la duración en muchas carteras en anticipación del ajuste en el régimen de control de la curva de tipos del Banco de Japón. Prevemos mantener estas infraponderaciones, dada la posibilidad de que se produzcan más ajustes similares. Esto refuerza la apuesta por la sobreponderación del yen japonés, que, en nuestra opinión, consideramos barato en nuestros modelos de valoración y una posición que esperaríamos beneficiarnos si se produjese una recesión más severa de lo previsto.
También infraponderamos el riesgo de tipos de interés en China, donde el sesgo es hacia rendimientos más altos dada la reapertura del país.
A pesar de las perturbaciones sin precedentes en todo el mundo, los países emergentes han resistido. Los elevados tipos reales amortiguan los riesgos de nuevas subidas de la Fed y los efectos del dólar estadounidense. La reapertura de China proporciona un viento a favor, y creemos que hemos dejado atrás el pico de inflación.
En términos históricos, las valoraciones de los mercados emergentes resultan baratas. Aun así, gran parte de esto depende de la capacidad de la Fed para controlar la inflación y de la capacidad de China para reactivar la actividad económica. Los mercados emergentes parecen hallarse bien posicionados para revelar un buen comportamiento en el futuro, pero mantenemos la cautela hasta que las perspectivas de la política monetaria se aclaren.
Materias primas
Las perspectivas para las materias primas siguen siendo constructivas, gracias a la escasa inversión en producción de hidrocarburos y activos energéticos, los bajos inventarios de petróleo y el agotamiento de las existencias agrícolas. El principal catalizador de 2023 probablemente será la reaparición de la demanda de China. El principal obstáculo radica en la desaceleración de la demanda procedente de los mercados desarrollados en un contexto de endurecimiento de las condiciones financieras.
Los dos últimos años han resaltado las ventajas de diversificación de las materias primas. Dado que los mercados ya descuentan en los forwards una caída secuencial de los precios, el coste de oportunidad de poseer coberturas contra la inflación, como las materias primas es muy bajo.
Asignación de activos y renta variable
La renta variable ha perdido atractivo ante la subida de los tipos de interés y el riesgo de recesión. El aumento de los rendimientos de los bonos ha precipitado un cambio de un mercado «TINA» (en que «no hay alternativa» a la renta variable) a uno en el que existen alternativas atractivas.
Dado que la prima de riesgo de la renta variable (ERP) se ha comprimido y que el rendimiento de los beneficios se ha quedado rezagado con respecto al movimiento alcista de los tipos, la renta variable parece estar sobrevalorada. Nuestros modelos muestran que se está descontando una probabilidad de recesión mucho más baja en el S&P 500 que los indicadores macro sugieren, mientras que las estimaciones de beneficios por acción (EPS) aparecen excesivamente optimistas (para más, consulte nuestras últimas Perspectivas de asignación de activos, "Menos riesgo, más rendimiento").
Un cambio en nuestra posición de infrapodenración requeriría que se estabilizasen los tipos, un ERP que refleje la recesión y unas expectativas de beneficios más reducidas. Hasta que se cumplan estos criterios, favorecemos los sectores defensivos y las empresas de calidad que exhiben unas valoraciones razonables, un balance limpio y unas perspectivas de crecimiento resistentes.
1 El concepto de que «son como los juncos: se doblan pero no se rompen». Return to content↩
2 (bend-but-not break) se refiere a créditos que PIMCO no esperaría que incurrieran en impago en un entorno de tensión crediticia. Return to content↩