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Perspectivas cíclicas

Mercados fracturados, bonos reforzados

Los efectos de unas condiciones financieras más restrictivas empiezan a ser patentes, lo que adelanta el riesgo de recesión y sugiere un entorno favorable para la renta fija.

El Autor

Tiffany Wilding

Economista en la región de Norteamérica

Andrew Balls

CIO Global Fixed Income

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LEER PERSPECTIVAS

Para los inversores, los momentos de incertidumbre pueden subrayar la importancia de un enfoque prudente.

Los esfuerzos de los bancos centrales para combatir la inflación con fuertes subidas de tipos han contribuido a las turbulencias que ha experimentado recientemente el sector financiero, porque los efectos de unas políticas monetarias más restrictivas van calando, con cierto desfase, en los mercados y en la economía real. Ante esta situación, es probable que los tipos de interés terminales se sitúen en niveles más bajos de lo que los mercados estaban descontando hasta ahora. No obstante, normalizar la política monetaria y, finalmente, flexibilizarla, llevará tiempo y requerirá que la inflación se acerque a los niveles objetivo de los bancos centrales. Entre tanto, es previsible que aumente el desempleo.

Durante el Foro Cíclico de PIMCO que celebramos en marzo en Newport Beach (para saber más sobre nuestros foros, le invitamos a que visite la página web del Proceso de inversión de PIMCO) debatimos los riesgos y oportunidades que presenta el actual entorno económico y de inversión. También hablamos con Michèle Flournoy, experto en seguridad nacional y política de defensa estadounidense y miembro del Consejo Asesor Mundial de PIMCO, sobre cómo podrían afectar los riesgos geopolíticos a nuestras perspectivas. Revisamos nuestras perspectivas cuando surgieron los problemas en el sector bancario y hemos identificado tres grandes temas económicos para nuestro horizonte a 6-12 meses, que compartimos en la sección siguiente.

Las recientes quiebras bancarias en EE. UU. provocaron fugas de depósitos y una respuesta de los reguladores para frenar el contagio. En Europa, el shock se llevó por delante a Credit Suisse e hizo que el sistema bancario europeo se tambalease. Es probable que estas tensiones ralenticen el crecimiento del crédito porque los bancos estarán menos dispuestos a prestar, lo que podría adelantar una posible recesión y eleva el riesgo de que se agrave.

Aunque nuestros foros se celebran cada tres meses, las turbulencias recientes sirven como recordatorio de que los mercados no siguen un calendario predecible. En nuestros foros, nos abstraemos del ruido cotidiano del mercado para identificar temáticas de mayor calado, pero continuamos aplicando diariamente nuestro enfoque de inversión ágil y colaborativo. Nuestras últimas conversaciones han reafirmado la importancia del enfoque prudente en riesgo que ha caracterizado nuestras carteras modelo en los últimos foros cíclicos.

En general, consideramos que, a los niveles de rendimiento actuales, los bonos siguen resultando atractivos y ofrecen un buen equilibrio entre generación de rentas y protección frente a los escenarios económicos bajistas. Nos decantamos por las inversiones más líquidas y de mayor calidad y evitamos las áreas de menor calidad y sensibles al ciclo económico, como el crédito corporativo de menor calidad a tipo de interés variable, más expuesto a los efectos de una política monetaria más restrictiva. Empezamos a ver oportunidades interesantes en las emisiones más recientes en mercados privados, pero los precios de los activos existentes se están ajustando más lentamente que en los mercados públicos y, en un mundo en el que la financiación sea más cara, es probable que se produzca cierto desapalancamiento forzoso.

Perspectivas económicas: de ciclo de subidas a punto de inflexión

Cuando nos reunimos en marzo para nuestro Foro Cíclico trimestral, las ideas expuestas en nuestras Perspectivas Cíclicas de enero, “Mercados tensos, bonos reforzados”, seguían vigentes, incluida la expectativa de que los mercados desarrollados sufriesen una recesión suave por los efectos de la restricción monetaria. También debatimos de qué forma los nuevos acontecimientos, como la rápida reapertura de la economía china, la moderación del shock energético en Europa y las positivas revisiones de los datos estadounidenses, podrían contribuir a una reaceleración del crecimiento del PIB real a corto plazo.

Sin embargo, en cuestión de días, la quiebra de Silicon Valley Bank (SVB) en EE. UU. y de Credit Suisse en Europa volvió a ensombrecer las perspectivas. Aunque la quiebra de estos bancos respondió a situaciones únicas, sus problemas han puesto de relieve las fragilidades generalizadas que presenta el sector como consecuencia del endurecimiento de la política monetaria. La magnitud del impacto macroeconómico que acaben teniendo estos acontecimientos es incierta, pero la tendencia es claramente negativa.

Teniendo en cuenta todo esto, evaluamos la situación y sacamos varias conclusiones sobre las perspectivas a 6-12 meses.

Riesgo más elevado de que la recesión se adelante y sea más profunda

Las quiebras bancarias, la mayor volatilidad de las acciones bancarias, el creciente coste del capital y la posibilidad de que los bancos pequeños y medianos más frágiles sigan sufriendo fugas de depósitos hacen más probable que el crédito se vea restringido, sobre todo en EE. UU., lo que a su vez eleva el riesgo de que la recesión se adelante y sea más profunda.

La restricción del crédito eleva el riesgo de que la recesión se adelante y sea más profunda.
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La política monetaria actúa con cierto desfase. Este episodio revela que las condiciones financieras más restrictivas están teniendo un efecto cada vez más notable en el sector bancario y, por extensión, en la actividad económica, la demanda y, con el tiempo, la inflación.

Es probable que el crecimiento del crédito se ralentice. Las quiebras han reforzado los problemas que sufren los bancos pequeños y medianos (en el caso de SVB) y que acabaron extendiéndose al sector bancario europeo, donde Credit Suisse resultó particularmente vulnerable a causa de sus problemas de rentabilidad y porque se encontraba en pleno proceso de reestructuración.

En EE. UU., las importantes pérdidas de cartera relacionadas con el capital de nivel 1 ordinario (CET1), las fugas de depósitos y los menguantes márgenes financieros están presionando a los bancos pequeños y medianos, que son esenciales para el crecimiento del crédito. En 2022, estas entidades representaron en torno al 30% de los nuevos préstamos concedidos a empresas y hogares estadounidenses, según la Federal Reserve Board. Es probable que esa fuente de crédito se reduzca, quizás de forma significativa, porque los bancos pequeños y medianos tendrán que centrarse en gestionar la liquidez en un entorno en el que la financiación se encarecerá y, previsiblemente, la regulación bancaria se aplicará de forma más estricta. No se espera que los bancos grandes que deben cumplir con las disposiciones de la Ley Dodd-Frank llenen ese vacío y decidan prestarles a empresas más pequeñas y, potencialmente, de mayor riesgo.

En Europa, la forma en la que los reguladores suizos orquestaron la compra de Credit Suisse por UBS –un cambio legislativo aprobado de urgencia durante el fin de semana que dejó sin valor los bonos de capital de nivel 1 adicional (AT1) frente al capital social– plantea dudas sobre la función de los instrumentos AT1 y su posición en la estructura de capital, lo que probablemente elevará el coste del capital para todo el sector bancario. Aunque los reguladores de la eurozona, el Reino Unido y el resto del mundo han declarado públicamente que no replicarían las acciones del regulador suizo, el caso de Credit Suisse supone un precedente preocupante que podría cambiar fundamentalmente el modelo europeo de financiación bancaria.

Es probable que los acontecimientos recientes provoquen una recesión suave en EE. UU. y supongan otro viento en contra para Europa, que podría acabar cayendo también en recesión. Como los bancos –incluso los más grandes, los "campeones nacionales", que cuentan con importantes colchones de capital CET1– podrían sufrir una crisis de confianza, creemos que el riesgo de una recesión más profunda se ha incrementado sin duda.

Aun así, tenemos buenas razones para pensar que no se repetirá la historia de 2008. Los hogares aún tienen ahorro acumulado, la deuda corporativa agregada sobre el PIB parece manejable, con unos ratios de intereses sobre renta que siguen siendo bajos y, hasta ahora, las pérdidas de los bancos se han debido, en general, al aumento de los tipos de interés, que reduce el valor de los activos con duraciones largas, y no a préstamos de mucho riesgo ni a impagos. Los bancos estadounidenses de importancia sistémica, cuyo capital y liquidez están sujetos a pruebas de resistencia regulares, mantienen su solvencia y han sido los grandes beneficiados de las salidas de depósitos de los bancos más pequeños.

Bancos centrales: menos restricción, pero una flexibilización más lenta

Todo esto implica que, probablemente, los bancos centrales tendrán que esforzarse menos para obtener el mismo resultado: unas condiciones financieras más restrictivas que ralenticen el crecimiento del crédito, la demanda y, finalmente, la inflación. Sin embargo, no restringir más no equivale a normalizar ni a flexibilizar sus políticas monetarias, algo que, en nuestra opinión, requerirá que la inflación se acerque antes a los niveles objetivo de los bancos centrales.

Como ya hemos comentado en otras ocasiones, debería ser relativamente sencillo que la inflación de EE. UU. pase del 8% al 4%, pero hará falta más tiempo para que pase del 4% al 2%, ya que las categorías relacionadas con la inflación salarial se moderarán más lentamente y en respuesta al deterioro del mercado de trabajo. Seguimos previendo que el índice de precios al consumo (IPC) estadounidense terminará 2023 con una inflación cercana al 3%, por encima del objetivo de la Reserva Federal (Fed) del 2%, y es probable que la inflación europea termine el año en un nivel aún más alto.

Es probable que los bancos centrales tengan que esforzarse menos para obtener el mismo resultado: unas condiciones financieras más restrictivas.
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Los salarios, que son menos flexibles que los precios, se han quedado rezagados en general con respecto al ajuste del nivel de precios. En ciclos anteriores, la inflación salarial no empezó a desacelerarse de forma significativa hasta un año después del inicio de una recesión.

En nuestras Perspectivas Cíclicas del pasado mes de octubre, “Prevaleciendo bajo presión”, argumentábamos que las agresivas medidas adoptadas por los bancos centrales para combatir la inflación probablemente provocarían una recesión en 2023. Nuestra opinión se basaba en un análisis histórico de 14 economías desarrolladas durante un periodo de 70 años que sugiere que los efectos económicos de las políticas monetarias restrictivas podrían hacerse más evidentes a mediados de 2023. De acuerdo con este análisis histórico, la brecha de producción tiende a deteriorarse entre 1,5 y 2 años después de que comience un ciclo de subidas de tipos, mientras que la recesión y el desempleo suelen aumentar entre 2 y 2,5 años después. Todo apunta a que el ciclo actual se está desarrollando en línea con los parámetros históricos.

Los acontecimientos recientes parecen indicar que, con el tipo de interés de referencia rozando el 5%, la Fed podría estar a punto de poner fin a las subidas de tipos –o quizás ya lo ha hecho–. Sin embargo, cualquier medida encaminada a rebajar los tipos de interés dependerá de cómo evolucione la relación entre estabilidad financiera y riesgos inflacionarios. Como es probable que la inflación se modere lentamente, cualquier medida para normalizar o flexibilizar la política monetaria también experimentará un desfase.

Estos desfases podrían ser más largos en la eurozona, por lo que es esperable que el Banco Central Europeo (BCE) continúe subiendo tipos después de que la Fed haya dejado de hacerlo. La inflación europea va unos dos trimestres por detrás de la estadounidense en el caso de los precios y algo más en el caso de los salarios. Los mayores precios del gas, una divisa más débil y un mercado laboral menos flexible probablemente harán que la inflación tarde más en moderarse en Europa. Como resultado, vemos razonable que el tipo terminal del BCE se sitúe en el 3,5%–4%.

Los mayores precios del gas, una divisa más débil y un mercado laboral menos flexible probablemente mantendrán la inflación europea en niveles altos.
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Por último, las regiones que dependen menos de hipotecas a largo plazo y tipo fijo para financiar la compra de vivienda, como Canadá, Nueva Zelanda y Australia, se ven menos afectadas por los problemas que sufren los bancos regionales estadounidenses. En esos países, la transmisión de la política monetaria está incrementando los costes de los hogares mediante la transmisión directa de unos tipos de interés más altos. Aun así, la dependencia de la financiación externa que presentan Nueva Zelanda y Australia y los fuertes vínculos comerciales entre Canadá y EE. UU. elevan el riesgo de contagio. La economía japonesa, por su parte, se mantiene relativamente aislada y seguimos pensando que el Banco de Japón abandonará su política de control de la curva de tipos.

Política fiscal y regulación: ¿énfasis en el riesgo moral?

Teniendo en cuenta la elevada inflación, el alto grado de endeudamiento de los gobiernos y la creencia generalizada de que el actual entorno inflacionario fue provocado por la respuesta a la pandemia, no parece muy probable que las tensiones bancarias y el creciente riesgo de recesión den lugar a otra generosa respuesta fiscal, a menos que las implicaciones económicas sean claras y graves. Las respuestas políticas serán tardías y menos agresivas.

Esto es especialmente cierto en el caso de EE. UU., donde las presiones políticas podrían llevar a la Fed a aplicar una regulación bancaria más estricta, sobre todo fuera del ámbito de los bancos de importancia sistémica, lo que restringiría el crédito. La Fed también podría endurecer los estándares regulatorios aplicables a los grandes bancos regionales en aquellos casos en los que pueda hacerlo.

No es probable que las tensiones bancarias y el creciente riesgo de recesión den lugar a otra generosa respuesta fiscal.
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Además, teniendo en cuenta lo dividido que está el Congreso estadounidense, parece difícil que se puedan aprobar leyes preventivas (ni siquiera de forma temporal) para restablecer la confianza en el sector bancario como, por ejemplo, ampliar las coberturas del fondo de garantía de depósitos (Federal Deposit Insurance Corporation, FDIC). No obstante, si quiebran más bancos pequeños, creemos que la FDIC y la Fed invocarán la excepción de riesgo sistémico para crear un programa que garantice los depósitos de esos bancos.

Aunque la política fiscal ha sido algo más flexible en Europa y Reino Unido –para intentar proteger a hogares y empresas del encarecimiento de la energía y como respuesta a los subsidios "verdes" ligados a la Ley estadounidense para la Reducción de la Inflación (IRA)– es probable que la respuesta fiscal también se vea limitada en este caso por la elevada inflación y la deuda gubernamental.

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Implicaciones para la inversión: proceder con precaución

Los entornos rodeados de incertidumbre suelen ser positivos para la renta fija, sobre todo después de que las correcciones generalizadas sufridas el año pasado empujasen los rendimientos históricamente, un indicador fiable de rentabilidad– hasta niveles mucho más altos. Creemos que los bonos podrán hacer más visibles sus cualidades tradicionales en términos de diversificación y preservación de capital, además de ofrecer potencial de revalorización en caso de que la economía continúe deteriorándose.

En el entorno actual, y sobre todo teniendo en cuenta los desafíos a los que se enfrenta el sector bancario, preferimos adoptar un posicionamiento prudente en riesgo.

Cuando la incertidumbre y la volatilidad aumentan, la liquidez del mercado –la profundidad– suele reducirse, como ha sucedido en las últimas semanas. Hemos priorizado la liquidez más de lo habitual en nuestras estrategias, centrándonos en inversiones más fáciles de negociar y guardando "pólvora seca" para intentar aprovechar las oportunidades que puedan derivarse de las distorsiones del mercado.

Nuestro tradicional marco de inversión de círculos concéntricos, dibujado en la pizarra de la sala donde se reúne el Comité de Inversiones, continúa reflejando un enfoque prudente. En los círculos interiores (ver Gráfico 1) se sitúan los tipos de interés a corto y medio plazo, que presentan un riesgo relativamente bajo. Los círculos intermedios abarcan titulizaciones hipotecarias (MBS) de agencias estadounidenses y crédito corporativo grado de inversión, mientras que los círculos exteriores se refieren a los activos de mayor riesgo, como acciones e inmuebles. En el entorno actual, seguimos priorizando la inversión en los círculos más pegados al núcleo.

Gráfico 1: Círculos concéntricos de PIMCO

El gráfico 3 muestra el concepto de círculos concéntricos de PIMCO, que coloca las clases de activos que exhiben un menor riesgo y se revelan más líquidas en el centro, incluidos los tipos de recompra a un día (repo), el papel comercial y los bonos a corto y ultracorto plazo, y luego se expande a activos que entrañan algo más de riesgo. lo que incluye bonos soberanos a más largo plazo, bonos de titulización hipotecaria y empresas que cuentan con la calificación «investment grade», para luego poblar los anillos exteriores con activos menos líquidos y de mayor riesgo, como empresas de alto rendimiento, inversiones en mercados emergentes, renta variable y bienes inmuebles. 

 
Fuente: PIMCO. Solo con fines ilustrativos. MBS = titulizaciones hipotecarias. ABS = titulizaciones de activos. RMBS = titulizaciones de hipotecas residenciales. CMBS = titulizaciones de hipotecas comerciales. CLOs = obligaciones garantizadas por préstamos. IG = investment grade. EM = mercados emergentes.

La política monetaria sigue siendo un factor crucial. Cambiar el precio del dinero en el epicentro provoca una onda expansiva que afecta al resto de los círculos. Prevemos que la volatilidad relacionada con la política monetaria disminuirá este año a medida que los ciclos de subidas de tipos se acerquen a su fin, una situación que contrasta con la del año pasado, cuando la Fed y otros grandes bancos centrales del mundo subieron considerablemente sus tipos de interés.

Seguimos estimando que el rendimiento del bono estadounidense a 10 años oscilará entre el 3,25% y el 4,25% en nuestro escenario cíclico principal y ampliamos el rango en otros escenarios, con un sesgo hacia un rango potencialmente más bajo ante los crecientes riesgos económicos y del sector financiero.

Priorizando la solidez de los bonos

Dependiendo de los objetivos que tenga un inversor, ahora mismo existen oportunidades interesantes en equivalentes de efectivo a corto plazo, ya que el tramo de la curva ofrece unos rendimientos elevados. El efectivo no suele experimentar la misma volatilidad que otras inversiones pero, a diferencia de los bonos a más largo plazo, el efectivo no ofrece las mismas características de diversificación ni la capacidad para generar rentabilidad total gracias a la revalorización si los rendimientos continúan cayendo, como ha ocurrido en recesiones anteriores. Además, los tipos de efectivo pueden ser fugaces y existe el riesgo de que los rendimientos sean más bajos cuando venzan las posiciones a corto plazo y haya que reinvertir ese efectivo.

Las tensiones del sector bancario refuerzan nuestro enfoque prudente en crédito corporativo, sobre todo en las áreas de menor calidad, como los préstamos sénior garantizados, que son préstamos a tipo de interés variable concedidos a empresas con una calidad crediticia más baja que tienen que pagar más en concepto de intereses cuando la Fed sube sus tipos. Esta situación presiona a estas empresas, sobre todo en un momento en el que la economía se está debilitando.

Las tensiones del sector bancario refuerzan nuestro enfoque prudente en crédito corporativo, sobre todo en las áreas de menor calidad.
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La volatilidad reciente podría ser un anticipo de lo que podrían experimentar las áreas de los mercados de crédito más sensibles al ciclo económico. Preferimos la exposición a índices a través de instrumentos derivados frente a una exposición genérica a emisores individuales en base a las valoraciones y la liquidez. Nos proponemos limitar la exposición a modelos de negocio frágiles y a empresas y sectores vulnerables a unos tipos de interés más altos. Mantenemos nuestra preferencia por productos titulizados y estructurados respaldados por garantías.

Dentro del sector financiero, el debilitamiento generalizado de las acciones preferentes y los títulos de capital bancario han potenciado el atractivo de algunas emisiones sénior de los bancos más solventes. Los grandes bancos globales acumulan grandes cantidades de capital y podrían beneficiarse de los problemas que experimentan las entidades más pequeñas. Las valoraciones y la mayor seguridad sobre el lugar que ocupa la deuda sénior en la estructura de capital refuerzan nuestro sesgo por la deuda sénior frente a la subordinada. Al mismo tiempo, el shock que ha sufrido el mercado de AT1 podría generar oportunidades entre los emisores más solventes, sobre todo si los reguladores de la eurozona y el Reino Unido pueden adoptar medidas concretas para proteger sus mercados de los problemas que presenta el mercado suizo.

Creemos que los MBS de agencias estadounidenses siguen resultando atractivos, sobre todo tras la ampliación que han registrado los diferenciales últimamente. Aunque podrían experimentar presiones técnicas cuando la Fed deje que venzan los MBS de agencia que tiene en su balance, estos títulos suelen ser muy líquidos y están respaldados por el gobierno estadounidense o por una agencia federal, lo que les proporciona resiliencia y reduce los riesgos bajistas, mientras que los precios pueden beneficiarse de una prima de complejidad.

Deuda pública y privada

Hace meses que venimos diciendo que, ahora mismo, tiene sentido centrarse en los mercados de crédito públicos, donde los precios están actualizados, y centrarse en los mercados privados más adelante, cuando los precios sean más realistas. Teniendo en cuenta lo rápido que han crecido en la última década, los mercados privados podrían sufrir presiones que podrían agravarse en caso de crisis económica. En las últimas semanas, la brecha entre las valoraciones de la deuda pública y privada se ha ampliado aún más.

Aunque, en conjunto, estos activos sigue presentando anomalías de precios, el flujo de nuevas operaciones en los mercados privados empieza a resultar más atractivo. Estamos cada vez más preparados para invertir cuando surjan oportunidades interesantes.

Vemos oportunidades en áreas en las que la reducción del riesgo por parte de los bancos y la menor disponibilidad de crédito probablemente tendrán un efecto más notable. PIMCO tiene experiencia ayudando a los bancos a resolver sus problemas de balance, tanto en EE. UU. como en el extranjero. A medida que aumenten las presiones regulatorias y de balance, prevemos que un amplio abanico de prestamistas intentarán recapitalizarse y verán limitada su capacidad para conceder nuevos préstamos, incluso a los prestatarios de mayor calidad.

El sector de los inmuebles comerciales también podría experimentar problemas, pero conviene enfatizar que no todos los inmuebles comerciales son iguales. Nuestro objetivo es seguir invirtiendo en los segmentos sénior de la estructura de capital, en emisiones diversificadas, y evitar el riesgo asociado a las emisiones mezzanine, las de menor calidad o las que se concentran en un único activo.

Conclusión

Nos parece importante mantener la prudencia en el entorno actual y centrarnos en inversiones de mayor calidad, más líquidas y resilientes. Dentro de unos meses, si las perspectivas económicas aportan mayor claridad y vienen acompañadas de una revaluación de los sectores más sensibles al ciclo económico, podría ser momento de pasar a la ofensiva.

Proceso de inversión activa de PIMCO

Propulsado por ideas, probado durante décadas

Sobre nuestros foros

Perfeccionado a lo largo de 50 años y probado prácticamente en todos los entornos de mercado, el proceso de inversión de PIMCO’ se fundamenta en nuestros Foros Cíclicos y Seculares. Nuestros profesionales de la inversión, repartidos por todo el mundo, se reúnen cuatro veces al año para debatir y analizar la situación de los mercados y la economía mundial e identificar las tendencias que, en nuestra opinión, tendrán repercusiones importantes para la inversión.

En el Foro Secular, que se celebra con una periodicidad anual, examinamos las perspectivas para los próximos tres a cinco años, lo que nos permite posicionar las carteras de los clientes en previsión de los cambios y las tendencias estructurales de la economía mundial. Creemos que la diversidad de ideas mejora los resultados de inversión y por eso invitamos a distinguidos ponentes –premios nobeles de economía, políticos, inversores e historiadores– que aportan una valiosa perspectiva multidimensional a nuestros debates. También fomentamos la participación activa del Consejo Asesor Mundial de PIMCO, un equipo compuesto por expertos en asuntos económicos y políticos de renombre mundial.

En los foros cíclicos, que se celebran tres veces al año, nos centramos en las perspectivas para los próximos seis a doce meses y analizamos la dinámica del ciclo económico en los principales mercados desarrollados y emergentes. Nuestro propósito es detectar potenciales cambios en las políticas monetarias y fiscales, las primas de riesgo y las valoraciones relativas que determinan el posicionamiento de nuestras carteras.

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